RESULTADOS
LA RECUPERACIÓN
El proceso de recuperación puede ser dividido en etapas, para su estudio y comprensión.
Cada una de estas etapas lleva consigo una necesidad básica del proceso de recuperación y está asociada a una serie de tareas que aseguran que la recuperación se mantenga en marcha.
Primera etapa
La tarea básica es dejar ir la necesidad de control sobre el uso, ya sea de sustancias, en las adicciones químicas, o de conductas adictivas en las conductuales.
Segunda etapa
En esta fase toda la energía está enfocada en recuperarse de los efectos dañinos, que el uso compulsivo ha tenido sobre la vida de la persona en recuperación.
Tercera etapa
En esta fase se producen los primeros cambios internos, de pensamiento, sentimientos y actitud con respecto al uso.
Cuarta etapa
Aquí se producen los cambios externos. La reparación del estilo de vida dañado por la adicción y el desarrollo de un estilo de vida más sano y balanceado.
Quinta etapa
Esta etapa está definida por la superación de los asuntos emocionales y familiares pendientes, que provienen de la crianza, niñez y adolescencia.
Etapa de mantenimiento
Esta etapa se basa en la capacidad para mantener una vida balanceada y un crecimiento personal continuo.
Todas estas etapas se sobreponen unas a otras y no existe realmente una definición exacta que las separe, pero funcionan para poder ubicarse en las tareas pertinentes al momento que se vive en la recuperación.
Mientras que la recuperación es el proceso mediante el cuál el adicto detiene su uso y produce cambios positivos en su estilo de vida, el tratamiento se define como una serie de actividades clínicas estructuradas que se utilizan con el fin de ayudar al enfermo a reconocer y detener la adicción activa; así como promover y mantener la recuperación sostenida.
Es necesario clarificar la relación entre estos dos procesos que actúan de manera armónica y coordinada.
La recuperación es para toda la vida y su objetivo es el de mejorar la calidad de vida del adicto en recuperación.
El tratamiento está delimitado a un período de tiempo, aunque podría ser necesario varias sesiones de tratamiento a lo largo de la vida del adicto.
El objetivo del tratamiento es poder asistir al paciente a lograr su recuperación.
La intervención clínica es eficaz para comenzar el proceso de recuperación.
La intervención familiar es un procedimiento dirigido a poder ayudar al adicto a tomar la decisión de entrar en recuperación.
Esta intervención debe ser guiada por un profesional entrenado y se basa en el poder de la familia como grupo de presión positiva.
Si en ese momento se hace el adecuado diagnóstico de adicción es más probable que se haga una recomendación de tratamiento específico.
Es recomendable asesorarse con un profesional de la adicción que está entrenado en esta área y cumpla con los requisitos para poder ser de ayuda.
Existe aún mucha ignorancia en la comunidad profesional acerca del tema de la adicción, pero también hay una población, cada vez mas grande, de profesionales que están comprometidos con el entrenamiento, la actualización y la calidad de la atención necesaria para trabajar en el área del tratamiento de las adicciones.
No existen «curas» rápidas o mágicas; el simple hecho de proponerlas denota un desconocimiento craso del tema.
Además esa actitud es precisamente el centro de la dinámica mental de la adicción: la búsqueda obsesiva del arreglo rápido, la sustancia mágica, la persona , lugar o cosa que nos «arreglará» la vida.
El tratamiento de las adicciones debe ser integral, sistémico y estratégico, abordando la mayor cantidad de niveles posible: personal, familiar, laboral, social, etc. y se debe tener en cuenta a la persona de manera integral y completa.
Los cambios psicosociales son el foco donde la mayor cantidad de energía de tratamiento se invertirá, pues es allí donde la posibilidad de cambio constructivo es mayor.
Las diferentes herramientas terapéuticas pueden y deben ser usadas de manera integral y teniendo en cuenta las necesidades especiales de cada persona, pero nunca como substituto del tratamiento psicosocial.
Cada plan de tratamiento individual debería basarse en la severidad del proceso adictivo, las características individuales de la persona y la situación de funcionamiento psicosocial en ese momento.
Los estudios demuestran que un plan balanceado compuesto de asistencia a grupos de autoayuda y seguimiento profesional, es la terapia más efectiva, en los pacientes que no necesitan estar internados.